Reconversión y Financiamiento: Fruticultores piden política de fomento a las inversiones

Reportaje de Revista del Campo

\”Valoramos mucho el trabajo del ministro Walker, pero el momento de trabajar en la fruticultura de nuestro valle es ahora, no el próximo año o en dos más\”, afirma Lina Arrieta, presidenta de la Asociación de Productores de Copiapó.

La dirigenta explica que la fruticultura de la Región de Atacama está en una encrucijada. Por una parte, el mundo demanda más fruta. Sin embargo, los productores de uva de mesa de los valles de Copiapó y Huasco atraviesan un momento crítico. La competencia de Perú ha deprimido los precios de las variedades tradicionales del valle. La adopción de nuevos tipos de uvas, más apetecidos por los consumidores, camina lenta por la delicada situación financiera de los agricultores. La mayoría fue golpeada por la helada de 2013 y los aluviones de 2015 y 2017.

De hecho, Arrieta destaca que la Agrícola Campillay, uno de los principales actores del valle de Huasco, anunció hace ya dos semanas que cerraba sus operaciones.

\”La fruticultura tiene potencial. Los productores de Copiapó fueron pioneros en usar el riego tecnificado y en exportar. Si hay una política decidida de reconversión, podemos tener a todo este valle con nuevas variedades en 2025. Sabemos cómo producir uvas de mesa de alta calidad. Necesitamos el apoyo para lograr la renovación de la producción frutícola\”, sostiene Arrieta.

Aunque la situación en otras zonas del país y en rubros diferentes es menos dramática que en Atacama, hay un creciente convencimiento de que la fruticultura requiere un nuevo modelo de inversión y renovación.

\”Tradicionalmente se ha dicho que hay que renovar el 10% anual de un huerto. Sin embargo, con la actual velocidad de cambio varietal hay que hacerlo a un ritmo de 15% anual\”, sostiene Jorge Valenzuela, presidente de Fedefruta.

Dada la superficie frutícola actual -que en 2018 llegó a 321.590 hectáreas, según Odepa-Ciren- Valenzuela proyecta que se necesitan entre US$ 1.800 millones y US$ 2.400 millones anuales en inversiones.

\”La demanda por fruta está, pero para un producto de calidad\”, afirma el dirigente.

Por eso, Fedefruta y otras organizaciones gremiales llevan varios años promoviendo un \”Decreto 701 Frutícola\”, un símil a la serie de políticas públicas que facilitaron las plantaciones forestales. La llegada de Antonio Walker, expresidente de Fedefruta, a la jefatura del Minagri, generó esperanzas de lograr concretarlo.

Sin embargo, el grado de avance y cuánto falta en una política pública que promueva el crecimiento frutícola, tiene visiones encontradas.

Cambio acompañado

\”En cuanto al Decreto 701 Frutícola, entendemos que no se ha avanzado por parte de la autoridad, pero estamos convencidos de que el recambio y la introducción de nuevas variedades es un proceso relevante para mantener nuestras ventajas, tanto productivas como comerciales y, por ende, seguir siendo competitivos a nivel mundial. Es así como la industria frutícola ha venido aumentando sus demandas por nuevas variedades, que mayoritariamente corresponden a protegidas, las cuales conllevan, en muchos casos, a la adopción de nuevas tecnologías de producción, como huertos peatonales, mayor densidad de plantación, uso de techos o cobertores e implementación de riego tecnificado, entre otras\”, sostiene Ronald Bown, presidente de la Asociación de Exportadores, Asoex.

El dirigente explica que han planteado facilitar el ingreso de material genético vegetal a nuestro país y la actualización del marco normativo de protección de variedades vegetales, de acuerdo a los compromisos suscritos en el Convenio UPOV 91.

Para Jorge Valenzuela, en tanto, la renovación varietal por sí sola no asegura el éxito.

\”Tiene que haber acompañamiento. Sino es como pasarle un Porsche a una persona que solo sabe manejar un tractor\”, afirma.

Valenzuela explica que plantar una variedad con buena reputación no asegura el éxito. Si se la plantó en un suelo o clima que no es el indicado, puede ser un fracaso como negocio. Lo mismo sucede si hay errores en la arquitectura del huerto, el riego o la fertilización.

Por eso, el acceso a información y asesoramiento es clave; sin embargo, el diagnóstico de Valenzuela es crítico.

\”En Chile existe información. Están las universidades y los asesores, pero se encuentra disgregada. Hay mucho dato, pero poco analizado. Falta más extensión. Es un tema que debemos discutir\”, sostiene.

El dirigente cree que el Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, debería liderar el acompañamiento de los productores en la renovación y crecimiento frutícola.

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Destaca que el sector enfrenta un desafío doble. Los fruticultores necesitan capacitación sobre las nuevas variedades y técnicas de trabajo en los huertos. Adicionalmente, la producción de fruta sigue recibiendo agricultores de la zona central que vienen de rubros tradicionales, como el maíz, y del sur, que están pasando de cultivos anuales o la ganadería a la producción de fruta, sin tener muchas experiencias geográficas cercanas en las que apoyarse.

Productos específicos

Un elemento que ha elevado la dificultad de realizar la inversión y la renovación frutícola es la explosión de nuevas variedades en las que se debe pagar royalty.

José Miguel Figueroa, gerente del Centro de Investigación Rosario y dirigente agrícola de la VI Región, explica que esas variedades \”vienen con poco desarrollo para las condiciones locales. Se puede comportar bien en California, pero aquí no. El riesgo lo asume el agricultor, los genetistas no se hacen cargo. Se necesitan seis o siete años para \’agarrarle la mano\’ a una variedad\”.

Figueroa explica que los modelos de negocio asociados a esas plantas tienden a restringir la plantación. A menor superficie, es más difícil generar conocimiento local sobre el comportamiento de esas variedades. Para contar con más hectáreas, cree que el Estado debe generar mecanismos para facilitar el acceso.

En todo caso, Lina Arrieta cree que más allá del acceso a las nuevas variedades o a una asesoría de producción, el elemento crítico es el acceso al financiamiento, especialmente para medianos y pequeños agricultores.

\”Está muy bien que BancoEstado haya creado una gerencia agrícola. Sin embargo, se necesita gente en terreno. Si se visita un campo a la semana, es poco lo que se puede avanzar\”, sostiene Arrieta.

Una preocupación que también comparte Ronald Bown.

\”Se hace necesario incentivar la creación de productos financieros acordes a los ciclos productivos. Además, promover el acceso a créditos con garantía estatal para inversión en estas nuevas variedades, tanto en la compra de las plantas como en las mejoras de infraestructura que estas requieren. Estos apoyos deben considerar los plazos de la industria frutícola, en cuanto a períodos de gracia a la espera de que entren en producción los huertos como a la modalidad de pago (cuotas anuales) y la moneda en la cual se otorgan estos créditos (dólar)\”, afirma el presidente de Asoex.

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