El presidente de Fedefruta, Jorge Valenzuela Trebilcock, está recibiendo reportes de O’Higgins, Maule, Ñuble y Biobío sobre el impacto de las lluvias y desbordes de ríos en zonas productivas frutícolas. Esto, a solo dos meses de haber vivido el frente de mal tiempo más dañino que la fruticultura moderna y el mundo rural hayan visto en los últimos 30 años.
«En este minuto, los fruticultores estamos combatiendo los efectos de las lluvias en los predios», señala Jorge Valenzuela, productor cerecero de Malloa, en la Región de O’Higgins. «Durante toda la semana pasada nos preparamos para este nuevo evento y nos encontramos tratando de no darle tregua a la lluvia, que nuevamente esta afectado a zonas dañadas».
El presidente de Fedefruta se refiere a medidas de prevención de daños para «asegurar el trabajo y en abastecimiento en la temporada que viene», despliegue de trabajadores y recursos, y planes de contingencia para evitar mayores daños. «Sin embargo ya hemos recibido reportes e imágenes de huertos dañados en Maule y Ñuble, con predios de arándanos anegados y con productores y trabajadores agrícolas tratando de sostener, en lo posible, la situación».
En este momento, advierte Valenzuela, «es muy difícil cuantificar el daño más allá de los testimonios que hemos empezado a recibir, aunque el panorama es tan alarmante como uno podría esperar».
El gremio, por tanto, apoya el decreto de estado de catástrofe en las regiones golpeadas, y se pone a disposición de las autoridades locales, como del Ministerio de Agricultura, para seguir atentos a la situación e ir en ayuda, si es necesario, de los productores, trabajadores y lugares rurales afectados.