Apicultor de Chillán produce más eficiente gracias a inversión en maquinarias

Daniel Palma Roco es un joven apicultor que vive en Chillán que comenzó a trabajar con las abejas hace 9 años. Su cercanía con la apicultura se remonta a sus orígenes familiares, donde cuenta que “de chico me gustaban porque tenía un tío que tenía unas poquitas abejas y un tío de mi papá tenía una empresa grande, con trabajadores, con camiones y todo. Él me ha ayudado y orientado. La familia siempre ha estado ligada a la apicultura”.

Empezó de a poco, comprando 30 colmenas en Villarrica. Hoy tiene repartidas sus abejas por distintas zonas de la región de Ñuble: Yungay, Portezuelo, Cocharcas y en Recinto, hacia la cordillera. En su casa tiene habilitado un espacio donde procesa la miel que trae de estos lugares.

Esta heterogeneidad en la alimentación de las abejas es lo que le otorga el sello a la producción de Daniel: sus diversas variedades. “Tenemos miel de diente de león que es bien amarilla; miel de quillay que es un árbol endémico; de yerba azul también sacamos; multifloral que tiene de todo un poco; miel de poleo y miel de avellano”, cuenta sobre sus productos “Mieles Bosques del Sur”.
Con el objetivo de poder optimizar algunos procesos, el año pasado postuló a un Programa de Apoyo a la Reactivación (PAR Impulsa), financiado por Corfo y administrado por la Federación Gremial de Productores de Frutas de Chile (Fedefruta). Esto le permitió financiar una desoperculadora semiatomática para cosechar miel; una revolvedora para hacer tortas proteicas que ayudan a las abejas en épocas de escasez y una congeladora para preservar el polen, donde el almacenamiento en frío mantiene todas sus propiedades y puede durar más de un año. La máquina puede almacenar unos 300 kilos de polen.

Con el aporte estatal pudo comprar también 94 trampas de polen, alcanzando para 94 colmenas. Daniel es cuidadoso con sus abejas, contando que lo importante es tenerlas bien alimentadas todo el año, sobre todo entendiendo que en esta zona del país los inviernos son crudos. “Lo mejor es que siempre están bien nutridas y que tengan reservas. Entonces para eso sirve la máquina, porque si la pasta no está homogénea, no es lo mismo revolverla a mano a que la haga una máquina. Yo la quería hace tiempo”, comenta acerca de su maquinaria.

Aumentó su producción ya que ahora demora sólo una tarde, se benefició en la cantidad de kilos que puede extraer. La ha optimizado el tiempo, ha podido ser más eficiente. Además, la mayoría del tiempo Daniel trabaja solo en las abejas, y el trabajo se vuelve pesado. “Esto te mejora, te rinde, te optimiza mucho más. También se ahorra tiempo y desgaste, porque te puedes lesionar”, comenta de cómo le ha impactado en su negocio el poder utilizar estas máquinas.

“Nos vino en un tiempo súper bueno, en invierno, entonces nos estábamos preparando para la temporada, fue preciso. Las maquinarias me llegaron bien, todo perfecto. Me las entregaron en octubre, justo antes de la cosecha”, opina acerca de las gestiones que realizó la federación gremial respecto a su proyecto.

A futuro, Daniel comenta que quiere abrir una tienda en su misma casa que les permita acercar sus productos a los chillanejos, vendiendo polen, propóleo, mieles y otros subproductos. Actualmente una parte de su producción de miel se va a exportación y otra parte se vende en La Serena, Santiago, Concepción y Chillán, a través de tiendas y una red de amigos. También por su cuenta de Instagram @mielesbosquesdelsur

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