Por primera vez en la historia, Perú exportó 585 mil toneladas de uva de mesa en la campaña de 2022-2023, con lo que se consagró como líder a nivel mundial entre los países productores.
Dicha cifra significó un aumento de 20,3% frente a la temporada previa, concentrando el 16% de los envíos globales de la fruta, según reveló el más reciente informe de la Asociación de Productores de Uva de Mesa del Perú (Provid) que reúne datos de diversos organismos del país.
En el reporte se da cuenta que el país sudamericano logró destacar en esta ocasión en el ranking por la cantidad exportada y no solo por el FOB (del inglés Free On Board), calculado en US$ 1.499 millones, segmento que lidera desde 2021.
Ahora, analistas apuntan a que el éxito logrado por la nación andina pudiera verse afectado por problemas climatológicos, justo cuando está previsto que la campaña 2023-2024, cierre durante este mes de abril. De hecho, en febrero el organismo confirmó su proyección de una caída del 10% en los envíos del fruto.
¿Qué los llevó a posicionarse?
Según el gerente general de Provid, Alejandro Cabrera, hay tres factores que explican el desempeño del país en exportaciones de uva de mesa.
Hace seis o siete campañas atrás, Perú apostó por un recambio varietal de su oferta, con el objetivo de obtener mejores resultados en su rendimiento.
“Las variedades licenciadas tienen rendimientos más elevados por hectárea en productividad y tienen una mayor preferencia del consumidor al tener características organolépticas más atractivas para los clientes”, dijo Cabrera.
En la última temporada, dicha decisión demostró dar frutos, pues el 75% de sus envíos fueron de variedades licenciadas versus el 25% de las tradicionales. La cepa Red Globe -la más demandada hace menos de una década- fue la segunda más exportada y la única variedad tradicional entre los cinco principales productos, que concentran el 66% de los envíos.
Otro factor decisivo fue la diferenciación en términos de regiones productoras, ya que Perú cuenta con un abanico de zonas, especialmente costeras, que les permitió abastecer el mercado varias veces al año.
“Empezamos las temporadas con la zona norte y, conforme van pasando los meses, bajamos geográficamente para darle el turno a la zona sur. Eso nos permite ser un proveedor confiable al tener fruta disponible más semanas al año para el hemisferio norte, que es a donde va principalmente nuestra oferta”, dijo el ejecutivo.
La zona norte representó el 50,39% de las 22.174 hectáreas explotadas, mientras que la zona sur fue responsable del 49,61% restante. La superficie total creció un 5% más respecto de la campaña anterior.
La diversificación de destinos también jugó un papel importante, pues a pesar de que el grueso de sus envíos fueron a Estados Unidos -como principal mercado-, el país logró una participación importante en Europa y Asia, así como en México y Colombia.
Además, en marzo de 2023 se autorizó el ingreso al mercado japonés por primera vez para la exportación del fruto.
¿Qué se espera para esta campaña?
La producción mundial de uva de mesa sufrió cambios importantes influenciados por el cambio climático y en Perú no fue la excepción.
Hace poco más de un año, la nación sufrió el paso del ciclón de Yaku, lo que generó inundaciones en sus operaciones y enfermedades fúngicas y patógenos. También, el Niño Global y el Niño Costero afectaron el ciclo del cultivo, lo cual generó que “se tenga la fruta disponible en menos tiempo, pero sin alcanzar el tamaño que regularmente tenía».
Esto provocó un retraso en la campaña 2022-2023 y adelantó la actual, poniendo en riesgo el liderazgo de Perú en la materia, en especial frente a Chile, que concentra buena parte de sus envíos durante estas fechas.
A pesar de que “el 98% del volumen ya se fue”, significando alrededor de 62 millones de cajas frente a las 71,4 millones de la temporada pasada, el gerente general de Provid cree que “hay que vernos como un complemento”.
“Cada vez estamos abasteciendo más semanas del año al hemisferio norte y ese es el camino correcto; cada país entrando en su época y no chocando entre nosotros”, afirmó.
A los factores, el presidente de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (Agap), Gabriel Amaro, sumó la falta de infraestructura hídrica como un desafío pendiente, ya que han tenido retrasos en proyectos de irrigación que podrían ser clave para las zonas significativas.
“En los últimos años hemos tenido gran inestabilidad política que no ha permitido que la agenda de desarrollo de infraestructura del agua avance (…) Hay que acelerar los procesos de desarrollo de infraestructura hídrica y marco regulatorio, que es uno de los principales factores que tienen los países para mejorar su competitividad”, afirmó.