Fedefruta, la federación que reúne a la totalidad de los productores frutícolas del país, está consternada por la catástrofe de los incendios forestales que ya ha cobrado más de 100 vidas, ha quemado zonas habitadas completas en la Región de Valparaíso, y tiene a muchas personas desaparecidas por lo sucedido.
Los incendios forestales en suelos productivos pueden generar el abandono de zonas frutícolas, pero hasta ahora no hay reportes de este tipo, de huertos o packings quemados. “Lo que sí vemos son a personas muy afectadas que suelen trabajar en faenas agrícolas”, dice Jorge Valenzuela, presidente de Fedefruta. «Están viviendo dramas familiares muy duros, y como rubro, solidarizamos con ellos. Trayectos como entre Quilpué a Quillota están cortados y las personas que han sufrido los incendios deben estar pendientes de lo que es realmente importante en esta situación: recuperarse, dar con sus seres queridos, reconstruir».
Cuando comenzó la ola de calor, Fedefruta llamó a extremar los cuidados en los predios para prevenir incendios, «pero creemos que esto es un tema de seguridad nacional», aseguró el líder frutícola. «Ha habido intención en estos desastres y eso ha llevado a la pérdida de casas, destrucción de poblaciones, más de cien muertos y muchos más desaparecidos».
Medidas intraprediales
Fedefruta está levantando un catastro «para ver qué testimonios recogemos desde los productores», anuncia Jorge Valenzuela, pero con el objetivo de proteger a los trabajadores y la producción, los fruteros han estado tomando medidas preventivas ante la amenaza de incendios.
Está la modificación de los horarios de trabajo para evitar las horas de mayor radiación solar y temperatura, para proteger a los trabajadores. «Es importante también mantener los huertos bien regados y al día con la aplicación de productos fitosanitarios para prevenir plagas y enfermedades que pueden ser exacerbadas por estas condiciones climáticas», explica el presidente de Fedefruta. «Además, se está promoviendo el uso de protectores solares para los árboles frutales, similar al uso en personas, justamente como bloqueadores solares, para disminuir los riesgos de daños productivos ocasionados por fenómenos climáticos extremos».
En definitiva, los incendios y el humo generan un impacto en las condiciones organolépticas de la fruta, que se reflejan en la condición y sabor, recordando las experiencias pasadas donde la proximidad a incendios forestales resultó en fruta «ahumada», especialmente en arándanos de la zona de Ñuble, y viñedos que no alcanzaron a quemarse, pero se vieron afectados por el humo en los incendios del año pasado, por esta misma fecha.