El presidente de Fedefruta, Jorge Valenzuela, habló con Revista del Campo sobre la situación financiera de la actividad frutícola tras los efectos de la pandemia en la caja de las empresas, como también luego de una sequía que tiene en frágil situación a fruticultores y agricultores de zonas como la Región de Coquimbo o el Valle del Aconcagua.
A continuación, el análisis del representante de los fruteros.
¿En qué pie está la salud financiera de las empresas frutícolas en la actualidad?
En la fruticultura siempre se necesitará un flujo para inversión y capital de trabajo, pero en sectores donde la sequía ha sido especialmente severa, como en el Limarí o Aconcagua, los ingresos se han visto disminuidos y, en algunos casos, se ha comprometido el patrimonio de empresas frutícolas y de las personas.
La crisis logística por la pandemia y la guerra en Ucrania afectó a muchos productores y exportadores en su caja, al punto que ya hemos visto empresas exportadoras colapsadas y que han pedido reorganizarse. Si cada exportadora trabaja con un número grande de productores, entonces debemos anticipar los efectos y lo que conlleva.
Volviendo al norte, la agricultura del Limarí está en cuenta regresiva y debemos abordar este tema con muchísima fuerza. Hubo precipitaciones, pero los niveles de embalse son mínimos y para que la situación financiera y de bienestar se estabilice, es necesario invertir en desalinización, luego en tecnificación y después en tecnologías, y hacer que los pequeños y medianos participen en ese círculo.
¿Cómo evalúan la situación de acceso al crédito bancario por parte de las empresas frutícolas? ¿Esperan que cambie a medida que avance 2024?
Tenemos que decir que hay programas disponibles, pero las condiciones para acceder se hacen más duras, debido a la sequía, y a los créditos que aun se están pagando a la banca. Es urgente sacar un programa especial de financiamiento que involucre no solo a BancoEstado con la venia del Gobierno, como se ha estado haciendo, aunque debe profundizarse. También deben meterse los demás bancos y entidades financieras, hacernos atractivos para los fondos de inversión pero manteniendo al mismo tiempo nuestra posición en el rubro, dando espacio siempre para que medianos y pequeños productores puedan seguir compitiendo en el mercado».
¿Cómo proyectan la evolución en los costos para las empresas frutícolas en 2024? ¿Cómo se compara con el periodo previo a la pandemia?
En términos de costos, la pandemia ha sido un antes y un después. La matriz de costos se ajustó al alza, especialmente por la inflación, pero también por un nivel del dólar alto en tiempos cuando debemos importar insumos para manejos agrícolas. Lo que también ha cambiado para siempre es el costo de los trabajadores agrícolas, por lo que las alzas -tememos- se mantendrán, sin grandes disminuciones.
¿Cómo se proyecta la rentabilidad de las empresas frutícolas para 2024? ¿Ven cambios respecto a los años anteriores?
El productor que es exitoso, es el productor operativo, el que puede pensar de aquí a unos años una próxima plantación, variedad o innovación, pero también el que puede operar frente a todas las circunstancias que trae cada temporada. La planificación financiera es de mediano y largo plazo, pero las contingencias son siempre problemas de ahora: una lluvia, una helada, un temporal, una sequía en Panamá que puede complicar los trayectos y los precios, un incendio, un cambio de tendencias en el consumo, expectativas no cumplidas como el Systems Approach en Uva de Mesa.