OCDE entrega evaluación sobre política de transformación productiva en Chile

Con la presencia de destacados representantes del mundo público y privado, OCDE hizo entrega del documento “Revisión de Políticas de Transformación Productiva de Chile” en el que realiza un análisis detallado sobre la agenda de desarrollo productivo de Corfo y expone cómo los actuales cambios globales y tecnológicos ofrecen al país nuevas oportunidades para la transformación económica del país.

En la actividad participaron la directora de Asuntos Multilaterales de la Direcon, Marcela Otero, así como Natalia Piergentili, Subsecretaria de Economía, Mario Pezzini, Director del Development Centre OCDE, Mario Cimoli, Director de la División de Desarrollo Productivo y Empresarial de la CEPAL, Eduardo Bitran, Vicepresidente Ejecutivo de Corfo, entre otras autoridades.  Según explicaron,  el informe  recomienda a Chile avanzar hacia una actualización del modelo para continuar su desarrollo hacia la diversificación y sofisticación productiva.

“El documento es un importante aporte en la dirección de una agenda nacional de desarrollo económico, basada en el impulso de nuevos sectores productivos. Esto es fundamental en el esfuerzo que estamos haciendo por avanzar en una integración comercial internacional, que se base en una estructura exportadora más diversificada y que deje atrás el actual patrón basado en la explotación de nuestros recursos naturales”, explicó Marcela Otero.

El  documento señala que la minería seguirá siendo un factor clave de crecimiento en el futuro, pero debe generar un cambio.  El sector enfrenta límites en términos de su capacidad futura para generar empleos, dado el movimiento hacia la minería automatizada. Además, el estudio asegura que el sector deberá abordar su creciente intensidad de consumo energético, ya que representó el 20% del consumo total de energía doméstica en Chile en 2015, un 7% más alto que en 2000.

Asociado al desafío para la minería, está el vigoroso despliegue de la industria solar. Al respecto, el documento señala que si bien las condiciones para el desarrollo de una industria de gran escala están dados en nuestro país, es necesario abordar tempranamente los desafíos tecnológicos vinculados a la adecuación de las actuales soluciones de alta radiación del Norte de Chile.

En relación a la agricultura y la industria agroalimentaria, el informe señala que ambos sectores son importantes impulsores del crecimiento de las exportaciones chilenas. “Representan el 8% del PIB de Chile y contribuyen sobre el 20% de las exportaciones nacionales y  el 17% de la fuerza laboral”. Sin embargo, la evaluación indica que el país exporta principalmente productos primarios para el consumo.

En relación a la innovación, destaca la baja inversión del sector público y privado. Con un gasto aproximado de USD 1,2 mil millones de dólares en investigación y desarrollo (0.39% del PIB), Chile tiene uno de las intensidades de I + D más bajas de todos los países de la OCDE. Por otra parte, la contribución del sector privado – 33% del gasto total en I + D- es significativamente inferior a los países OCDE, cuyo promedio es de alrededor del 68%”.

Otra de las conclusiones relevantes abordadas por el estudio, es la baja especialización y preparación de los chilenos en áreas relevantes para la competitividad del país.  Se enfatiza que solo el 3% de los graduados lo ha hecho en el área TIC,  mientras que el 1% en ciencias naturales, matemáticas y estadística. Es decir,  la más baja participación de todos los países de la OCDE.

Política de Transformación Productiva

El 2014 el Gobierno de Chile hizo pública la Agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento, a fin de sentar las bases de un desarrollo y crecimiento sostenible. En ese contexto, se pusieron en marcha los Programas Estratégicos de Especialización Inteligente (PEEI), “Transforma”, que tienen el objetivo de contribuir a mejorar la competitividad en ámbitos donde existe alto potencial de generación de valor o crecimiento, mediante un proceso de diálogo y coordinación, que busca identificar brechas y oportunidades, tanto a nivel productivo como tecnológico, que estén limitando el crecimiento.

El propósito final de estas iniciativas es lograr pasar de una economía basada en los recursos naturales a una basada en el conocimiento, donde las actividades económicas sean capaces de producir nuevos bienes y servicios, favoreciendo el desarrollo industrial y la generación de polos de innovación y emprendimiento regionales.