Gobierno forma mesa para monitorear la guerra comercial junto a los privados

El viernes se llevará a cabo el primer encuentro, donde se formalizará el trabajo que se ha venido desarrollando desde que las políticas proteccionistas de Donald Trump irrumpieron en escena mundial. Mientras el conflicto siga en curso, Direcon, ProChile, Sofofa, ExpoCarne, Fedefruta y Asoex, entre otros, se reunirán cada 15 días para identificar riesgos y oportunidades para la oferta exportadora de Chile.

El ímpetu proteccionista de Donald Trump ha arrastrado a los mercados, que representan al 60% del comercio exterior chileno, a una guerra comercial sin un horizonte claro de término. El asunto dejó de ser una anécdota en la agenda del presidente de Estados Unidos, para comenzar a pesar sobre las perspectivas de la actividad económica mundial, desafío que las autoridades nacionales decidieron enfrentar en un trabajo mancomunado con el sector privado.

Por el momento, la fecha para la celebración de la primera reunión de la mesa de monitoreo de la guerra comercial es este viernes, instancia a la que acudirán representantes de Sofofa, ExpoCarne, Fedefruta y Asoex, convocados por la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon). Su departamento de estudio, conformado por 14 personas y hoy dedicado casi de manera exclusiva al conflicto comercial, se sumará al encuentro, donde también estarán presentes los departamentos geográficos y temáticos, la dirección económica bilateral y ProChile. Adicionalmente, se extenderá la convocatoria al sector minero y de maderas.

“El objetivo es generar un mecanismo de coordinación permanente para que el gobierno con el sector privado identifiquen riesgos y oportunidades para la oferta exportadora de Chile”, señala a PULSO Rodrigo Yáñez, director general de la Direcon, detallando que la idea es poder reunirse quincenalmente para analizar la evolución del escenario de comercio mundial.

Efectos del conflicto en escala

La cotidiana comunicación entre la Direcon y las 54 oficinas de comercio, así como el diálogo que sostiene el organismo gubernamental con los gremios y empresas del país, no resultó suficiente para abordar las crecientes barreras comerciales entre las mayores economías planetarias.

Mientras Trump no da paso atrás y suma amenazas, como la de aranceles de 10% a US$ 200.0000 millones de importaciones chinas o el término del Nafta, las consecuencias de su beligerante política comercial tienen rápidos efectos en Chile.

El 8 de junio el cobre alcanzaba los US$ 3,29 la libra, su nivel más alto desde enero de 2014, pero la racha vendedora llegó a su fin. La decisión de la Casa Blanca de levantar las exenciones de las que gozaba el Viejo Continente, México y Canadá en el caso de los aranceles al acero y aluminio, así como el fracaso del diálogo entre Washington y Beijing, golpearon con todo al metal rojo, que ha caído desde entonces 15%, hasta quedar en los US$ 2,79, su nivel más bajo en un año.

La especulación que movió al cobre no ha sido la única consecuencia. Nueces que viajaban a India para su comercialización se encontraron de un momento a otro con aranceles de 100%, muy superior al de 30% que tenían en conocimiento. La medida, por la que Chile envió una nota diplomática al país asiático para, al menos, dar un trato particular a los frutos secos que iban de viaje, fue adoptada por el gobierno de Narendra Modi justamente en respuesta a los aranceles de Trump a los metales.

El procedimiento

Pero ¿cómo analizar el conflicto comercial en desarrollo para evitar este tipo de sorpresas? Las alarmas las enciende la misión chilena en la OMC o las mismas noticias que se van dando a conocer. La información ingresa al departamento de estudios de la Direcon y se monitorea a través de la dirección bilateral, las oficinas comerciales de Chile desplegadas en el mundo y los departamentos geográficos.

En ese marco, Jorge O’Ryan, director de ProChile, sostiene que también resulta fundamental la información que facilita el sector privado. “Ellos pueden darnos el feedback necesario sobre los posibles efectos directos e indirectos para los envíos chilenos”, indica.

Una vez activado el aviso sobre un nuevo arancel, “hacemos un levantamiento sobre cuáles son los productos que coinciden con la oferta exportable de Chile. Para tener esa respuesta tenemos que hacer varios filtros, si el producto es elástico o no o si tiene contraestación, por ejemplo”, precisa, por su parte, Yáñez.

Siguiendo este procedimiento ya se cuenta con una lista de sectores agrícolas, agroindustriales y de manufacturas industriales, donde los productos gravados con aranceles tienen una oferta exportadora similar a la chilena, por lo que se podría generar una oportunidad.

En la contraparte se está siguiendo de cerca a los mercados donde podría haber una saturación. Por ejemplo, a Corea del Sur podría llegar la carne de cerdo chino que no se va a exportar a Estados Unidos, sumando competencia a las exportaciones chilenas y bajando los precios.

El ágil cambio de escenario, ante las barreras de Trump y las represalias que reciben sus acciones, han hecho que la tarea de seguimiento del comercio exterior se intensifique, por eso la necesidad de formalizar una mesa de trabajo que se reúna con una frecuencia regular.

Una coordinación bienvenida

En ese marco, Manuel José Prieto, director Internacional de Sofofa, destaca la importancia de la coordinación público-privada, considerando los riesgos a los que se están enfrentando. “Para un país abierto y exportador como Chile, cuyo crecimiento depende en gran parte del comercio exterior, una menor demanda mundial afecta los precios y los volúmenes de nuestros productos de exportación, con las consabidas implicancias que esto tiene para nuestro desarrollo”.

Su opinión es compartida por Luis Schmidt, presidente de Fedefruta, quien subraya que las preocupaciones son de marca mayor. “Estamos hablando de la primera y la segunda economía del mundo y que para el caso particular de Chile son muy gravitantes”.

En ese contexto, relata las conversaciones que ya ha sostenido con Rodrigo Yáñez y Jorge O’Ryan, para ver cómo se pueden proteger las exportaciones nacionales, apoyándose en los tratados de libre comercio del país.

Por su parte, Juan Carlos Domínguez, presidente de la Asociación de Exportadores de Carne (ExpoCarne), sostiene que el seguimiento a las “posibles amenazas para el comercio son temas permanentes de la agenda público-privada” y que la clave es que “el Estado o los organismos competentes estén lo más alerta posible”, así como lo están gremios y empresas, de modo que se eviten sorpresas desagradables.

Cabe destacar que tanto Domínguez como Schmidt señalan que también han abordado los riesgos de la guerra comercial con el ministro de Agricultura, Antonio Walker, dados los perjuicios que está enfrentando el sector en el contexto de guerra comercial. De hecho, Schmidt comentó que el secretario de la cartera se reunirá con su par indio esta semana en Argentina, para tratar de ver qué se puede hacer con el caso particular de las nueces.

Fuente: La Tercera

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