Columna: Riesgos en la introducción de Drosophila suzukii en frutales en Chile

Recientemente el Servicio Agrícola y Ganadero formalizó la detección de ejemplares de Drosophila suzukii en las regiones de O\’Higgins y Maule en uva de mesa y cerezos respectivamente, detecciones que se suman a las reportadas para esta plaga en las zonas de Mulchen al Sur desde el año 2017.

Si bien la plaga se encuentra en categoría de “plaga cuarentenaria (interna) ausente del territorio nacional” (Resolución SAG N°3080 y sus modificaciones posteriores), las continuas detecciones asociadas principalmente a berries silvestres y huertos en condición de abandono (a salvedad del caso de uva de mesa), la clasifican como una plaga invasiva emergente, con alto riesgo de establecimiento en Chile.

D. suzukii es una plaga agresiva y polífaga, cuyos hospederos preferentes incluyen moras (cultivadas y silvestres); frambuesas; frutillas; arándanos; cerezos; uva de mesa y de producción de vino. Es un insecto cosmopolita y no cuarentenario para los principales mercados de fruta chilena, no obstante, su mayor riesgo es constituido por un ataque silencioso y disruptivo. Su tasa reproductiva (propia del género Drosophila) permite que por cada pareja de la especie se genere en alrededor de 28 días una descendencia de 400 individuos; donde los tiempos de reacción del productor desde la detección en su área geográfica son cruciales.

En un contexto de producción de fruta para consumo interno en Europa el promedio de daño reportado es entre 20 a 40% según frutal, asociado especialmente a los períodos de quiebre de color en adelante en los cuales la hembra coloca sus huevos al interior de frutos sanos (sin heridas previas). La larva se desarrolla en sus tres estadios al interior del fruto. Los adultos, al igual que otras moscas del vinagre, son diseminadores de inóculo de enfermedades, aumentando significativamente, por ejemplo, en el caso de la vid, la incidencia de pudrición ácida.

Las temperaturas óptimas de desarrollo de esta plaga oscilan entre 5 y 30°C, lo que le permite una gran capacidad de adaptación geográfica, que en nuestro país incluirían desde la Región de Valparaíso al Sur, con diversos hospederos frutales y silvestres disponibles.

El género Drosophila posee además una gran facilidad de generar mutaciones, por lo que se le considera de alto riesgo en términos de resistencia a insecticidas.

En su control destaca la acción de spinosinas como spinosad y spinetoram, ya que son capaces de controlar adultos antes de que se produzca la ovipostura, pero, debido al gran número de ciclos que sería capaz de generar por temporada, se requiere alternancia con otras alternativas, lo que dificultará posiblemente el diseño de un programa fitosanitario bajo en residuos de pesticidas considerando incluso algún grado de impacto sobre el programa de manejo de enfermedades.

Su dispersión es rápida, en especial por acción antrópica (por ejemplo por movimiento de fruta contaminada, bins); los adultos son alados y fácilmente diseminados a favor del viento o al interior de vehículos que se movilicen en zonas infestadas.

Debido a lo reciente del caso, aún se desconoce su comportamiento en la zona centro del país, pero homologando el comportamiento que ha tenido en otros países se espera su asentamiento durante las próximas dos temporadas.

*Columna de opinión escrita por Karina Buzzetti, Ingeniero Agrónomo y Directora de Investigación de Agri Development Ltda.

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